sábado, diciembre 30, 2006

In Memoriam Oscar Gacitúa

Caminaba largas cuadras, sin fijarse en un punto final.
Al llegar a la esquina, divisó un grupo de hombres vestidos de naranjo, esforzándose en levantar un árbol navideño gigante.

El sudor impregnaba su cabeza calva y se extendía hasta las cejas. Detenido en la luz roja, una gota salada corrió por su espalda. Del pavimento, nació una ola caliente que se le abrazó a las canosas piernas. Junto a esa vereda, brotó la idea del refugio.

Con el hombrecito verde luminoso retomó camino. El encuentro con escolares y mujeres, que se acercaban en mareas contrarias, no hicieron más que apurar su escape.

Jadeando, llegó por fin a la escalera y se sumergió en el teclado de concreto. Por fin, el templado subterráneo lo acogía en su brisa de urbano encierro.

Cada peldaño corría junto a Chopin y con él cada recuerdo. Siguió bajando y quiso deslizar los dedos por la baranda. El pasamanos de metal le brindó un destello eléctrico y miles de momentos se encendieron en su interior.

Mareado, se sentó y miró sus manos donantes de músicas divinas. Cerró los ojos y ya no sintió calor.

El sonido del carro, lo hizo pararse de golpe.
Entonando la nota universal, se lanzó y al producirse el impacto, su cuerpo estalló en miles de notas que volaron por la estación.



Oscar Gacitúa es uno de los más destacados pianistas chilenos de todos los tiempos.
Dejó de tocar su música en este mundo el 5 de Diciembre del año 2001, a la edad de 76 años.