lunes, febrero 01, 2010




no fui flechada hasta el centro de la hoja
para acompañar a nervaduras que no comprendo
fui llamada Sève, Sàvia de color poco lucido
y sangre corriente por debajo de la vista

probé a menudo el pulso de macetas de ciudad
por si nos seguíamos el paso, pero no,
fue necesario hermanarme aquí
con las hojas de un viejo tronco de milaño,
para aprender a acariciar
el flujo que se muere en mi nombre
y jugar a que de niña hago comida
para los duendes de hoy