lunes, noviembre 17, 2008

Él, Vecino.



Y antes de dormir pienso, Bolaño,
¿Por qué no puedo dejar de pensarte como un vivo?
¿Acaso todavía no te has dado por sentado muerto?
Tu semblante me recuerda las voces descariñadas que a veces aúllan en mi vidanova…
¿Y qué hacer, si ante los muertos sólo me queda felicidad para ofrendarles?
Lo siento.
Tú bien quizás sabes, que acá lo único placentero es darse por vivo
quizás lo recuerdes, quizás ya no te sirve, no importa Roberto,
no quiero vivir como tú tu ejemplo,
por favor sólo muérete.

Le pincho una foto a tu stencil, pintado en mi esquina,
sigo en lo mío y ahí te veo,
tieso triángul y con el pelo agitado, cigarro en mano,
piropero inmutis de las niñas,
de hasta una algo mestiza,
que pasa con su bolsa feliz cargada.