lunes, febrero 01, 2010




no fui flechada hasta el centro de la hoja
para acompañar a nervaduras que no comprendo
fui llamada Sève, Sàvia de color poco lucido
y sangre corriente por debajo de la vista

probé a menudo el pulso de macetas de ciudad
por si nos seguíamos el paso, pero no,
fue necesario hermanarme aquí
con las hojas de un viejo tronco de milaño,
para aprender a acariciar
el flujo que se muere en mi nombre
y jugar a que de niña hago comida
para los duendes de hoy

9 comentarios:

Antonio Tello dijo...

Los versos de este poema, Natalie, son como esas nervaduras que no comprendes pero a través de las cuales corre el sentido vital, esa savia que evoca tu nombre.

Ferragus dijo...

Hermosos duendes los de hoy; bien podrían ser macetas y nervaduras.

Besos, Natalie, besos.

Anónimo dijo...

Huachita rica.

JON M ALTUNA dijo...

Se me escapa una parte de la idea, creo, pero jamás he aspirado a comprenderlo todo; se acabaría el placer.

Dylan Forrester dijo...

Intenso!

Saludos...

Santi HM dijo...

"adonde no llegan las palabras con sus significados, van las ondas de sus músicas" RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN. Me gusta la musicalidad y la vigorosa sàvia de tu poesia que trasciende las palabras y llega flechada al corazón.

Anónimo dijo...

que hermoso pasaje Natalie, y por cierto, feliz cumpleaños.

mentecato dijo...

¡Bellísimo!

Por lo copioso de ciertos menesteres planetarios no he podido publicar, pero doy visitas.

Un abrazo.

REVOLCOM dijo...

los versos de hoy,
para mañana.
y mañana,
parque